Cada costilla, cada caricia, ahí estás tú.




Tengo las manos heladas,
de repasar cada costilla
que dejaste sin acariciar.

Cada suspiro que perdimos,
entre ellas
por todas las veces
que nos creímos enamorados.

Todos los miedos que guardé
en las impares,
y las ganas de vivir
en las pares
a modo de despensa.

En realidad todas y cada una
las tocaste y ahora,
no se vivir sin recordarte,
y no me queda
ni una nostalgia que darte.

 Texto: Noelia Prieto
Fotografía: María Román

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